Hace algo más de 200 años, Europa y en su caso los diferentes países que en diferentes periodos tenían la hegemonía económica del continente, impulsaban el crecimiento económico, con los parámetros calvinistas.
Estas variables, condicionaron un modelo imitativo intracontinental, que derivo, de forma harto difícil en un modelo social de mercado, como el que hoy se ha consolidado.
La crisis del 2008 en Europa, se ha fortalecido, a medida que de los procesos financieros se han extendido por el camino de la austeridad en una recesión de la economía real; la dinámica de austeridad está condicionada por la carencia de capacidad de fondos propios del entorno del continente para dinamizar la economía.
Tradicionalmente los fuertes procesos de gasto en inversión europeos sobrepasan su capacidad ahorradora, en algunos países de 2 a 3 veces su PIB, ello exige una pleitesía de esos fondos internacionales para el mantenimiento de Europa.
Pero el fuerte desarrollo de los países asiáticos y latinoamericanos, así como el elevado gasto de las economías petroleras para su estabilidad interior socio/económica y política; han encarecido y disminuido el volumen de fondos internacionales y simultáneamente la demanda interna de estos países ha sugerido a sus capitalistas una tasa de beneficio atractiva en proyectos interiores, con lo que la crisis europea se sitúa en un impase para la salida de la crisis con políticas keynesianas financiadas con ahorro mundial.
Hay pienso que tenemos el problema, nuestra monetización de deuda y la emisión de mas con cargo a la generación de beneficios futuros, entra en contradicción con los déficit publico-privados actuales, la falta d garantía para retorno de los inversores en Europa, acrecienta la tensión de mercados y su volatilidad.
El camino de la austeridad para sanear las finanzas públicas no garantiza tasas de rendimiento y por tanto saneamiento privado, por lo que estamos abocados a generar rendimientos suficientemente altos para competir de forma atractiva con tasas de beneficios en estos continentes emergentes; solo podemos presionar con cierta fuerza en la medida de nuestra posición de consumidores de sus economías productivas , y es ese atractivo, ojo actual, el que nos está dando una posición de negociación con cierta solvencia, pero del que depende la espada de Damocles del ajuste y reducción de los beneficios sociales y económicos acumulados en estos 200 años .
Los principios de eficiencia , guardados en un armario, por la enorme potencia de la generación de ganancias , han implicado un desarrollo de iniciativas sociales y políticas de alto calado económico, además de permanentes , con costes crecientes, de tal manera que e cuando esas ganancias han disminuido los costes asociados incluso han permanecido en crecimiento, agrandando el abismo del déficit.
Hay que repensar muchas de esas medidas y los paternalismos sin consistencia en las ayudas económicas y en servicios gratuitos sin excesivo fundamento; máxime como diría un micro economista, cuando las rentas permanentes de los sujetos, en situaciones de incertidumbre, aumentan sus tasas de ahorro, en menoscabo de la demanda interna.
No podemos considera en forma absoluta un periodo de 3 o 4 años de austeridad como la solución a los problemas de un país con 5 mm de parados teóricos, si nos sumergimos en una ciudad como Albacete 17000 parados no pueden estar condicionados por la pasividad económica d e71000 empleados y en su caso 105 ,000 rentas generadas mes a mes.
Resulta preciso un ajuste , pero no un aron, hay que extender en el calendario los ajustes y hay que generar actividad , bien directamente o bien reconstituyendo los flujos de gasto con políticas fiscales y económicas, la inacción lleva al anquilosamiento de la estructura productiva , pero si volvemos a Europa y nuestra carencia de Ahorro, peor es la falta de confianza en las garantía solidarias que los países es que la componen deben prestar a los tenedores del ahorro mundial (los tan manidos mercados).
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