En tiempos de ruina, todos son males y nadie afronta los problemas, salvo el ciudadano en su entorno diario, porque ellos nos transforman en sujetos temidos y vilipendiados, y eso no es bueno cuando quedan 30 días para pedir el voto y cerrar un terrible ciclo de la economía de nuestro país.
Quiero iniciar en este texto una reflexión sobre solución a la crisis desde una perspectiva municipal.
Los ayuntamientos sufren de diferente manera la actual crisis, la gestión y su eficiencia es desde luego la razón base de esta situación; para mas complicación las ideas neoliberales fijan o exigen una carencia absoluta en la subida de impuestos, unido a una reducción de lo público para mejorar lo privado y en épocas de referencias económicas, la reducción del déficit, que es como la reducción de inversiones, en infraestructuras y por consiguiente de la deuda del municipio.
Pero existe una asimetría enorme entre los diferentes municipios de España, en al menos en el tributo de relevancia el IBI o Impuesto de Bienes Inmuebles, el cual representa al menos el 20/25% de sus ingresos; que además mide o censa servicios como el servicio de agua, basura y marca la dimensión de la ciudad.
Al margen de la necesaria reforma del citado tributo, para flexibilizar su aplicación entre diferentes hechos imponibles, cuestión esta que viene siendo reclamada por todo el espectro político; presenta una aplicación desigual en las diferentes ciudades.
Si revisamos los diferentes tipos impositivos según los estudios que realiza cada año Ayuntamiento de Madrid en su Ranking Municipal, observamos que el centro de gravedad del citado tipo es del entorno del 0,7, con horquillas entre 1,01 y 0,4.
Con una traducción absoluta a la recaudación del ayuntamiento de Albacete estaríamos hablando de pasar desde su tipo actual del 0,423 al 0,7 de tipo medio con un incremento de recaudación de 17 mm de euros.
El incremento anual seria de un 70%, lo cual podría ocasionar un terremoto político, pero en términos relativos estaríamos en una presión fiscal media del país.
Y esto es así porque se dice, que no hay que subir los impuestos: el alcalde de Sevilla, y es que cobra 0,847, la de Ciudad Real un 0,96, el de alicante 0,97, la de Cádiz 1,01.
En realidad es que con estos tipos tan altos tiene los ayuntamientos en quiebra, y ahí entra la eficiencia, y claro cómo van a subir más si en Albacete después de 10 años cobran un tipo menor que el de 1999, y hay que ver la ciudad.
Es básico realizar la reflexión y consultar estos tipos de cada ciudad porque miden si todos los ayuntamientos están en el mismo plano o simplemente se falsea la realidad y por tanto los argumentos.
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